| 17 junio, 2020

México es uno de los países con mayores prevalencias de obesidad en todas las edades, en hombres y mujeres, en comunidades rurales y urbanas, en todos los estratos sociales y económicos, en todos los niveles educativos…en pocas palabras, nadie se salva. No es de extrañarnos, entonces, que también tengamos altas tasas de enfermedades relacionadas con la obesidad y los estilos de vida poco saludables asociados, como las enfermedades cardiovasculares (principal causa de muerte en el país) y diabetes mellitus tipo 2 (segunda causa de muerte).

Por otro lado, somos un país en donde la influencia de los intereses de la industria alimentaria están por sobre los intereses de la salud, lo que se observa, por ejemplo, en las Normas Oficiales de Salud, en donde esta industria forma parte del grupo de consulta (es decir, son juez y parte). Vemos infinidad de publicidad de alimentos ultra procesados, altos en azúcares, grasas y sodio, dirigida a la población más vulnerable: los niños; así como publicidad engañosa para el resto de los consumidores.

Una de las cuestiones que influye en el alto consumo de alimentos ultraprocesados y en el consumo desinformado de éstos, es el etiquetado nutricional. Desde hace varios años se estableció, avalado por la industria alimentaria, un etiquetado frontal llamado GDA que, desde su creación, fue rechazado por expertos en conducta alimentaria y salud pública, dado que es confuso y requiere de una alta capacitación de la población para su interpretación. Sin embargo, dado que era conveniente para la industria de alimentos, se aprobó su uso en México.

Por otro lado, desde hace casi una década la sociedad civil, en especial el El Poder del Consumidor (https://etiquetadosclaros.org/) y académicos del Instituto Nacional de Salud Pública han presionado con fuerza y provisto de solidez científica, para que el etiquetado se modifique y se adopte uno más claro para todos. La propuesta fue utilizar los Sellos de Advertencia, que señalan con una etiqueta negra en la parte frontal cuando un producto es alto en azúcares, grasas, sodio, calorías o tiene edulcorantes artificiales. El modelo de advertencia ha funcionado bien en otros países como Chile y Perú, pues resulta sencillo a los consumidores de cualquier edad y nivel de literacidad en salud identificar aquellos productos más o menos saludables, es decir, se cumple el objetivo de un etiquetado de alimentos. Además, entre otros cambios, se propuso eliminar los personajes que caracterizan los productos, especialmente los dirigidos a niños, así como eliminar cualquier aval de sociedades de profesionales de la salud, con la intención de no confundir al consumidor.

Después de muchos años de luchar por modificar el etiquetado, por fin en 2019 se aprobó el cambio en la NOM 051, que entró en vigor en marzo 2020 y que a partir del primero de octubre 2020, la industria deberá adoptar gradualmente el cambio de etiquetado a favor de los consumidores y la salud de la población mexicana. ¡Esto es una victoria para la salud y el derecho que tenemos como consumidores de elegir de manera informada nuestros alimentos!

Para conocer más entra a la liga que dejo al final de la publicación. También puedes revisar el video que elaboró el Poder del Consumidor:

 

Todo lo que debes saber sobre el nuevo etiquetado de advertencia